lunes, 3 de enero de 2011

Preparan la celebración anual del popular santo Gauchito Gil

Son muchas las personas que veneran a este santo y lo hacen a través de las más diversas promesas. Habrá mucho chamamé.

El próximo sábado 8 del corriente, los fieles del Gauchito Gil realizarán la celebración anual del santo popular, que en nuestra ciudad tiene su santuario en la autopista Juan Domingo Perón.

La familia Bracamonte, que se ocupa de mantener el santuario, viene recolectando diferentes donativos que los fieles aportan para la celebración, tales como bombas de estruendo que harán detonar el día de la celebración del denominado “santo de los pobres”.
Otro de los objetivos de los Bracamonte es finalizar, antes del día señalado, la construcción total del santuario y que la conexión de energía eléctrica llegue a su fin, para iluminar debidamente el sector y poder colocar verjas y otras obras que necesitan de artefactos eléctricos, como taladros, amoladoras y la hormigonera.

Se espera que en la fiesta mayor visiten el santuario del Gauchito Gil miles de fieles, que se llegarán de diversos puntos de la provincia.



Antonio Gil Núñez
Antonio Mamerto Gil Núñez o Gauchito Gil o Curuzú Gil (Curuzú es cruz en guaraní) fue un gaucho que vivió en la provincia de Corrientes y que por su obra bienhechora en beneficio de los más pobres, cuando fue ejecutado un 8 de enero alimentó la religiosidad popular al sanar al propio hijo de quien ordenó su ejecución, quien se hallaba desahuciado y a punto de morir, y allí nació esta devoción que congrega a fieles de nuestro país, Uruguay, Chile, Paraguay, Bolivia y Brasil, transmitido especialmente por los transportistas que invocan la protección del “santo de los pobres” en su andar por las rutas. La historia de este gaucho, desde su vida, su muerte y el lugar de su entierro, está plagada de misterios.
Algunos suponen que era un gaucho alzado, como se llamaba en aquellas épocas a los que no respetaban la ley, aunque la mayoría sostiene que fue desertor del Ejército. Se rebeló para no derramar sangre hermana en las batallas políticas entre celestes y colorados, que se dieron en Corrientes en el Siglo XIX.